Somos Chris y Suzanne Roberts, visitamos La Casa con nuestra Iglesia Cumberland Church de Franklin, TN. en el mes de Julio del año pasado. El grupo trabajó para la casa de varones, fue entonces que Chris sintió una conexión muy especial con los chicos, desde ese momento hemos hecho un esfuerzo para mantener una relación de amistad más cercana con ellos, todos los chicos son especiales y ha sido maravilloso ver como Dios está trabajando en cada una de sus vidas. Tuvimos la oportunidad de visitarles de nuevo en octubre y luego por una semana en enero.

Para nosotros ha sido un placer estar en La Casa, poder ver como se desarrolla la rutina normal no como una organización, sino como un hogar.  Al llegar a La Casa vimos a los chicos llegar de su primer día de clases y luego hacer sus tareas, ellos se esfuerzan mucho y están aprendiendo a valorar el trabajo. Lo notamos especialmente en Pinto y en Miguel, ambos están ya trabajando y Miguel también estudia, desde octubre hemos notado un cambio muy positivo en él  ya que ahora tiene mucho gozo y parece que está aprendiendo a valerse por si mismo, Miguel le preguntó a Chris a qué edad comenzó a trabajar y Chris lo animo a seguir tomando buenas decisiones en su vida.

El día sábado llevamos a los chicos a jugar boliche, después comimos pizza en La Casa para celebrar el cumpleaños de Pinto, él estaba muy orgulloso de su pastel, ya que él mismo lo había cocinado ¡Muy feliz lo compartió con todos! Luego jugamos Just Dance 3 con el X Box Kinnect (gracias a Carlos Powell quien nos lo prestó) ¡Fue muy divertido! No importó la barrera del idioma.

La Casa es un lugar relajado donde puedes ser tu mismo. Más que salir y pasear con los chicos lo que más disfrutamos fue conocerlos mejor y animarlos. Una de las tardes que estuvimos con ellos jugamos Memoria… yo pensé que era un juego para niños pequeños, pero a los chicos les encanto y fue un tiempo excelente para practicar mi español y para que ellos pudieran aprender palabras en inglés. Cada uno de los chicos quiere conectarse con uno y sentirse especial, nos hemos dado cuenta que hay muchas formas de hacer empatía con ellos pero también de comunicarse a pesar de que hablamos idiomas diferentes.

El día domingo después de la Iglesia, fuimos a una cancha de fútbol, cuando llegamos nos encontramos con otro equipo que retó a nuestros chicos y ellos no se quedaron atrás  ¡WOW!  ¡Aceptaron el reto! ¡Fue impresionante lo atleticos que son estos chicos! Me divertí al verlos jugar fútbol, note que es algo muy natural para ellos. Nos alegra saber que ellos están en un lugar que les anima y los nutre para poder desarrollar sus talentos y habilidades cada día.

Más tarde ese domingo decoramos pastelitos, sé que parece una actividad de niñas, pero esa fue mi contribución del fin de semana. Creo que a ellos les encanto hornear y decorar, no dejamos que estos chicos grandes nos engañarán, a ellos les encanto estar en la cocina compartiendo juntos ¡Decorar es muy divertido! Luego vino la parte triste, la despedida. Como ya lo mencioné los chicos se encariñaron mucho con nostros, ellos querian sentirse especiales. Cada vez que nos marchamos, los animamos para que ellos sean jóvenes que sigan el llamado de Dios. Les hacemos ver los dones y talentos que ellos tienen y les aseguramos que vamos a regresar a verlos (Gracias Alejandra Powell por ser nuestra traductora en esa semana).

Una parte de nuestro corazón está en San Salvador. Nuestro amor por estos chicos crece, y nosotros estamos muy agradecidos de que La Casa de mi Padre exista, de que estos chicos sigan desarrollándose pues nosotros lo hemos visto y lo hemos experimentado. Estamos muy agradecidos de que nos permitan formar parte de lo que Dios está haciendo en ese lugar.

Suzanne Roberts