But as soon as the plane landed in San Salvador, my excitement grew. After lunch we headed to La Finca and I was returning to a place that I so enjoy. Seeing the beautiful pavillion I worked on last August was great, but seeing all the kids having a fun time was the best part. They love playing soccer, riding horses, and exploring the outdoors. Regardless of what we did during the week–working at Gregoria’s home, going to CIPI, feeding the homeless, listening to the kids sing at
A team member painting the outside wall of Gregoria's house / Un miembro del equipo pintando la pared en la casa de Gregoria.
Union Church, or playing volleyball, God was there. He provided what was needed, kept us safe in our travels, and blessed our time with the kids.
Mi 3er viaje misionero a La Casa.
Por Patsy Johnson, miembro equipo misionero de Faithbridge (Julio 2011)
El 9 de Julio fue la tercera vez, en tres años, que regresé a La Casa de mi Padre. Mientras volaba para El Salvador, no sentí el entusiasmo usual y eso me pareció extraño. Realmente quería ver al personal, ver a los niños y cómo habían cambiado el ultimo año. Sin embargo, tan pronto como aterrizamos, mi entusiasmo aumentó.
Después del almuerzo nos dirigimos a La Finca, un lugar que disfruto mucho. Ver el área de usos multiples (pavilion, en Inglés), lugar que ayudé a construir en agosto del año pasad, fue increíble; pero ver a todos los niños de La Casa diviritiéndose fue la mejor parte. A ellos les encanta jugar futbol, montar a caballo y explorar por todos lados. Independientemente, de lo que hicimos durante la semana -trabajar en la casa de Gregoria en Tejutla, visitar el CIPI, llevar comida a los indigentes, escuchar a los niños cantando en la iglesia o jugando volleyball-, ¡Dios estuvo en todo! El proveyó de lo que necesitamos, nos protegió en nuestros viajes de un lado a otro y bendijo nuestro tiempo con los niños.
La Casa es un lugar tan especial, no solo para aquéllos que viven y trabajan allí, sino para aquellas personas que como nosotros, vienen de visita. Todos los que pertenecen a la familia de La Casa son dignos de admiración porque salta a la vista cómo los niños se preocupan los unos por los otros. Ellos realmente demuestran lo que una familia es y Dios es el centro de esa familia. Que el Señor continue bendiciendo todo el trabajo que se hace por Sus niños. Espero que El me conceda el privilegio de volver a La Casa.