Pinto es un joven muy especial y querido por todos, él llegó a La Casa cuando tenía 11 años de edad, actualmente tiene 21 años. Desde que él cumplió su mayoría de edad ha tenido el deseo de trabajar ya que el sueña con ayudar a su tía Ana, quien fue como una mamá para él y también anhela sacar adelante a sus seis hermanos quienes viven en diferentes hogares
de niños. En El Salvador no es fácil encontrar un empleo para personas con discapacidad, pero Dios ha tenido un plan preparado para Pinto.
Un día de la semana pasada, Pinto se despertó con una sonrisa de oreja a oreja, era una nueva mañana, un día diferente para él. Con entusiasmo camino hacia el área donde cada mañana un grupo de hermanas del staff se reúne a orar, con mucha emoción él oró diciendo: “Gracias Señor, gracias Señor, gracias Señor” incansablemente y con lágrimas en sus ojos ¡Este era el primer día de trabajo para Pinto!
Pinto asiste a una escuela de jóvenes con discapacidades en la cual aprendió a hacer pan. Él se destaco mucho en está área y su tutor lo recomendó para una oportunidad laboral. Pinto presentó su Curriculum, paso por pruebas para ser seleccionado. Al final solo dos chicos fueron aceptados en este empleo y entre ellos estaba Pinto.
Pinto tuvo que tramitar todos sus documentos legales, seguro social, NIT y su tarjeta del banco. Su padre de hogar le ayudó a hacer todas estas diligencias. ¡Pinto se siente muy orgulloso de su tarjeta de débito! Él estará trabajando de lunes a sábado de 1:00 p.m. a 5:00 p.m. en una panadería, en la que hornean pan para distribuirlo en supermercados. Miguel quien es parte de nuestro staff, viajará con Pinto por dos semanas para que el aprenda a usar el transporte público. Los papás de hogar, le ayudarán a administrar su dinero abriendo una cuenta de ahorro como también apartando para sus gastos personales.
“Pinto tan sólo tiene dos días de ir a trabajar, ya tiene amigos y se esta adaptado muy bien. Él es muy bueno para preparar la masa, no todos tienen esa habilidad” nos comenta Ceferino, Padre de Hogar.
No podemos describir la emoción que sentimos de ver los frutos y los planes de Dios hechos realidad en la vida de nuestros chicos. ¡Pinto te amamos mucho y te deseamos lo mejor en está etapa de tu vida! Que el Señor siempre te sostenga en Sus manos.
Por Diana de Rodríguez