Last week, La Casa was blessed to partner alongside the Christian Medical and Dental Association from Richmond, VA. They organized a team of professionals from across the United States to provide medical care to the children we serve and the communities around our land.

El Salvador is a small country dotting the Pacific coastline in Central America. It’s beautiful landscapes from volcanoes to beautiful flowering trees and tropical birds to private, undeveloped beaches are all breathtaking. The people have servant hearts and welcome with open arms. This is the El Salvador that draws you in and makes your heart sing. Yet, recent news reports named it the most violent country in the world, a country torn by gangs and where economic and political divides continue to tear at the fabric of the culture. There is so much hurt. We can look at all of the news and be discouraged and allow it create fear and cripple us, or we can choose to let the light of Jesus shine. The medical team helped us to be light.

This year was a little different for the medical team as they focused in on just the children we serve, our staff, and our neighbours. They helped us at La Casa get our medical records up to date by giving well-child exams. They reached beyond the boundaries of our land to deliver food to those that live in extreme poverty and pray for them. It was not surprising that most asked for prayers for protection. Then, we concluded the week by hosting a two day medical clinic with doctors, dentists, physical therapists, pharmacists and eye exams. The team took the time to listen and then give advice and medications or glasses or prescribed exercises if needed and concluded with personal prayer time with each patient they saw. They helped us to open wide our arms of love and wrap each person with a glimpse of hope, exactly what we all need.

Here’s a big THANK YOU to all that partnered with us, from every single team member to our hosting staff to high school volunteers who helped to translate to be His hands and feet to a hurting world. We appreciate you!

 

The pictures are loading … this will only take a second.

La semana pasada, La Casa fue bendecida con la visita del grupo Christian Medical y Dental Asociación de Richmond, VA. Ellos organizaron un equipo de profesionales de todo Estados Unidos para proporcionar atención médica a los niños que servimos y las comunidades alrededor de nuestra finca.

El Salvador es un país pequeño que salpica la costa del Pacífico de Centroamérica. Es un lugar de bellos paisajes, de volcanes, árboles con flores hermosas y aves tropicales, playas privadas, no desarrolladas, todo esto impresionante. Las personas tienen corazones de siervos y dan la bienvenida con los brazos abiertos. Este es El Salvador que te atrae y hace que tu corazón cante. Sin embargo, los informes de noticias recientes lo llamaron el país más violento del mundo, un país desgarrado por las pandillas y divisiones económicas y políticas que empeoran el desgarre del tejido de la cultura. Hay tanto daño. Podemos ver todas las noticias y desanimarnos y dejar que crezca el temor y nos paralice, o podemos optar por dejar que la luz de Jesús brille. El equipo médico nos ha ayudado a ser luz.

Este año fue un poco diferente para el equipo médico, ya que se centraron únicamente en los niños que servimos, nuestro personal y nuestros vecinos. Nos ayudaron en La Casa a conseguir nuestros registros médicos de los niños actualizados, realizando exámenes de rutina para niños. Llegaron más allá de los límites de nuestra finca para entregar alimentos a las personas que viven en la pobreza extrema y orar por ellos. No es de extrañar que la mayoría pidió oraciones para su protección. Luego, finalizamos la semana realizando una clínica médica de dos días con doctores, dentistas, fisioterapeutas, farmacéuticos y exámenes de la vista. El equipo tomó el tiempo para escuchar, dar consejos y medicamentos, gafas o ejercicios prescritos de ser necesario, y concluyó cada atención con un tiempo de oración personal con cada paciente que vieron. Nos ayudaron a abrir nuestros brazos de amor y acoger a cada persona con una visión de esperanza, exactamente lo que todos necesitamos.

Queremos dar un gran GRACIAS a todos los que formaron parte de este equipo con nosotros, a cada uno de los miembros del equipo de nuestro personal y a los voluntarios de secundaria que ayudaron a traducir y a ser las manos y los pies de Cristo en un mundo herido. ¡Gracias!