At times, life can be overwhelming. Crisis occurs and we don’t even know how to take the next step. We all find ourselves in these moments, numb. We need the helping hand of a friend, a neighbor, or even a stranger.

During the Christmas/ New Year holidays in El Salvador, fireworks are a big tradition. From sunset to almost sunrise, fireworks are ignited. Some are simply loud booms; others rise high into the sky spreading light. This past new year, a teen was lighting fireworks. The box did not ignite and after waiting a moment, he went over to analyze the situation. We all can imagine what happened next. Yes, it ignited and the young teen found himself singed and unable to see out of one eye. Taken to the nearest medical clinic and then transported to a public hospital, he learned that he had lost his right eye.

Young teens already have enough of a self-worth struggle, much less to think of heading back to middle school without an eye; so he stayed home, sinking into a depression.

This young teenager’s grandmother has been a part of our family program. With her aching heart, two weeks later, she called our social worker desperate for advise on what to do. Noris, our social,worker, went into action and a family visit was scheduled. We learned that the young teen could be eligible for a prothesis, but there was a time limit for this to be completed. Calls were made to schedule him for an evaluation. He was able to be fitted with a prothesis within the three-month ticking clock of time. The very next week, after having the prothesis placed, he was back in school, a smile had returned and there was a glimpse of hope.

Just this last week, we saw Jacobo, the young teen, for a follow-up visit. He is continuing in school and his attitude, posture and outlook is positive. What a joy to see hope, not only on his face, but also in his heart.

Join us in giving thanks for provision of need and praying for Jacobo as he continues to heal, both physically and emotionally. Thank-you, as well, to all that give to the family program so that we can give a hand up to those in need. You are part of this story!

Algunas veces, la vida puede ser abrumadora. Ocurre algo inesperado y ni siquiera sabemos cómo dar el siguiente paso. Todos nos hemos encontrado en estos momentos, paralizados. Necesitamos el apoyo de un amigo, un vecino, o incluso un extraño. Durante las vacaciones de Navidad / Año Nuevo en El Salvador, los fuegos artificiales son una gran tradición. Desde el atardecer hasta el amanecer los fuegos artificiales se encienden. Algunos son simplemente sonidos fuertes; otros se elevan alto en el cielo para hacer que la luz se propague. El pasado año nuevo, un adolescente estaba encendiendo fuegos artificiales. La polvora no se encendió y después de esperar un momento, él se acercó a analizar la situación. Todos podemos imaginar lo que sucedió después. Sí, se encendió y el joven adolescente se quemó el rostro perdiendo la vista a través de un ojo. Sus familiares lo llevaron a la clínica médica más cercana y luego lo trasladaron a un hospital público, que les informó que había perdido su ojo derecho.

Los adolescentes ya tienen suficientes luchas de autoestima, y ​​era lógico que este chico pensara en no regresar a la escuela secundaria sin un ojo; y así fue, se quedó en casa, pasando por una depresión. La abuela de este joven adolescente ha sido parte de nuestro programa familiar. Con el corazón dolorido, dos semanas más tarde, llamó a nuestra trabajadora social desesperada por consejos sobre qué hacer. Noris, nuestra social, trabajadora social, entró en acción y programó una visita familiar. Nos enteramos de que el adolescente podría ser elegible para recibir una prótesis, pero había un límite de tiempo para que esto fuera completado. Se hicieron llamadas, se programaron citas para una evaluación. Él tuvo la oportunidad de aplicar a una prótesis dentro de tres meses pero estabamos contra el tiempo. Y se logrò!. La semana siguiente, después de haber colocado la prótesis, ya estaba de regreso en la escuela, una sonrisa había regresado y había un atisbo de esperanza. Apenas la semana pasada, vimos a Jacobo, el joven adolescente, para una visita de seguimiento. Él continúa en la escuela y su actitud, la postura y la perspectiva es positiva. ¡Qué alegría ver a la esperanza, no sólo en su cara, sino también en su corazón.

Únase a nosotros para dar gracias por haber podido suplir esta necesidad y orar por Jacobo ya que sigue en su proceso de sanidad, tanto física como emocionalmente. Muchas gracias, también, a todos los que le aportan al Programa Familiar, para que podamos dar una mano a los necesitados. Usted es parte de esta historia!