What do the phrases “smiling faces”, “patiently waiting”, “children rolling down hills”, “caring doctors”, “chairs of dental patients”, “vision checks”, and “a busy pharmacy” all have in common? Our bi-annual community medical clinic is the answer!
In June, La Casa de mi Padre partnered with a team led by Dr. Aubrey Knight to host a medical clinic for the community in which we live. Before hosting a two day clinic, the team spent time getting to know our neighbors by actually going into homes, sharing some basic food items and praying for them. They had the opportunity to see first hand the real needs of our neighbors. Then, teaming with local doctors, dentists and optometrists, we were able to see around 350 of our neighbors. Patients received medicines for a variety of ailments, fillings and extractions to ease tooth pain, and eye glasses that allowed many to see clearly for the first time in many years. These all met real physical needs of those living in the small poor community around our farm. But, the greatest needs of just having someone listen, take the time to hold their hand, pray with them and send them home knowing that someone cared met even deeper needs for those living with minimal resources.
The joys of watching children find ways to entertain themselves by rolling down small grassy hills, expressions of young and old alike as they saw clearly for the first time in a long time and hundreds of hugs and smiles being shared is priceless. One lady had had blurry vision for 13 years! She had tears as she looked out at the trees and could see the detail of individual leaves on the trees.
Not everyone on the team came from the medical profession. One gentleman, a wealth manager, felt a bit like a fish out of water until he begin to understand that his role was to sit and talk to each person as they arrived, get to know why they had come, and send them on to be treated having felt a warm welcome. He had a blessed time serving. We often come to give and end up receiving more than we ever imagined.
Forming relationships with our neighbors brings deep joy. In a world in which we are hurried and glued to our technical devices to keep up with everyone, it is refreshing to stop and take the time to care for those around us. Thank you to our June Medical Team who helped us do just that in a special way!
Que tienen en común las palabras “caras sonrientes”, “esperar pacientemente”, “niños rodando por las Colinas”, doctores amorosos”, “sillas dentales”, chequeos visuales” y “farmacia llena”? La respuesta es nuestra campaña médica en la comunidad!
En Junio, La Casa de mi Padre se unió a un grupo medico liderado por el Dr. Aubrey Knight para llevar a cabo una clínica médica en la comunidad en la que vivimos.
Antes de comenzar la atención los dos días, el equipo se tomó el tiempo de conocer a nuestros vecinos, ir a visitarlos a sus casas, compartir alimentos básicos y orar por ellos. Tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano las necesidades reales de nuestros vecinos.
Luego, haciendo equipo con médicos, dentistas y optometristas, se pudo atender alrededor de 350 habitantes de la comunidad. Los pacientes recibieron medicamentos para cualquier variedad de dolencias, chequeos y extracciones para aliviar el dolor de dientes, y los lentes nuevos permitieron a muchos a ver con claridad por primera vez en muchos años. Todo esto satisface las necesidades físicas reales de las personas que viven en la pequeña comunidad de escasos recursos alrededor de la Finca. Sin embargo, la mayor necesidades es tener a alguien que escuche, que se tome el tiempo de prestar atención, orar con ellos y enviarlos a casa sabiendo que alguien se preocupaba y conocía las necesidades más profundas, incluso para aquellos que viven con un mínimo de recursos.
La alegría de ver a los niños encontrar maneras de entretenerse rodando hacia abajo pequeñas colinas cubiertas de hierba, expresiones de jóvenes y viejos por igual, que ya que veían claramente por primera vez en mucho tiempo y cientos de abrazos y sonrisas siendo compartidos no tiene precio. Una señora había tenido visión borrosa durante 13 años! Tenía lágrimas mientras miraba los árboles y podía ver el detalle de las hojas.
No todos en el equipo eran médicos. Un caballero, un administrador de inversiones, se sentía como pez fuera del agua hasta que comprendió que su papel era sentarse y hablar con cada persona a medida que llegaban para recibir atención, llegar a saber por qué habían venido, y guiarlas a la zona de atención médica después de haber sentido una cálida bienvenida. Tenía una oportunidad maravillosa de servir. A menudo pensamos que estamos en un lugar para dar y terminamos recibiendo más de lo que imaginamos.
Fortalecer nuestras relaciones con los vecinos es una alegría profunda. En un mundo en el que estamos apresurados y pegado a nuestros dispositivos a fin de mantenernos al día con todo el mundo, es refrescante detenerse y tomar el tiempo para cuidar a los que nos rodean. Gracias a nuestro equipo médico de Junio, nos han ayudado a hacer justamente eso de una manera muy especial!