A través de los años, Dios ha mostrado claramente a La Casa de mi Padre la importancia de la familia. Desde un inicio supimos que la mayoría de los niños en El Salvador crecen sin una figura de padre que pueda estar presente en sus vidas, nuestro deseo era que los niños pudieran tener un modelo de padres con un corazón piadoso y que formarán parte de su vida cotidiana. En el año 2006, Gerardo y Sandra Lemus se convirtieron en nuestros primeros padres de hogar, al principio tenían a su cargo a más de cuarenta niños, sin duda, eran ¡almas valientes! Con el tiempo ellos fueron asignados como padres de hogar de la casa de varones.
Ser padres no es fácil y ser padres de niños que han sufrido es todavía más difícil. Pero, por la gracia, la misericordia y la voluntad del Señor, Gerardo y Sandra han dado todo por nuestros chicos. La emoción era abrumante, la demanda era grande y las horas muy largas.
Dedicación y flexibilidad son dos palabras que describen a esta pareja. Ellos tuvieron que sacrificar muchas veces a su propia familia ya que tuvieron que dejarla a media noche para poder llevar a un niño al médico, para poder atender a un chico en crisis y hasta tener que viajar lejos de la ciudad para acompañar a la familia de un niño que esta atravesando por momentos difíciles.
Podemos resumir fácilmente su tiempo en La Casa con unos cuantos ejemplos: cuando Sandra disfrutaba de hornear pasteles con los chicos, ella era también quien los ayudaba a hacer sus tareas del colegio, lo que no es algo fácil cuando tienes a cargo a un gran grupo de varones que prefieren pasar la tarde jugando fútbol. Gerardo probablemente puede decir que su tiempo favorito era llevar a los chicos al mercado, al terminar las compras pasar por la panadería, compartir una soda y un pan dulce con ellos, aprovechando ese tiempo para poder conversar y aconsejarles.
Actualmente, la mayoría de nuestros chicos son adolescentes, Gerardo y Sandra han caminado junto a ellos en tiempos de celebración, tiempos de dolor, tiempos de descanso como también tiempos para enfrentar decisiones importantes. Su cuidado y amor han sido sembrados en la vida de los chicos, algunos de ellos ya crecieron y han dado frutos, otros sostienen la promesa de madurar y crecer en los próximos años. Gerardo y Sandra han sido personas enseñables, que han aprendido a través de las circunstancias de la vida y que constantemente han buscado la voluntad del Señor.
Mientras el 2012 termina, los Lemus han sentido la voz de Dios diciéndoles al oído, que es tiempo de terminar está etapa y que deben pasar el bastón de mando a una nueva pareja. En este día, queremos celebrar la dedicación y amor que ellos han dado a lo largo de siete años y al mismo tiempo compartir con ustedes algunas fotos como muestra de su fe y arduo trabajo en La Casa.