by Alexandra Smith, Chestnut Mtn. Presbyterian Mission Team
Being at La Casa for the second year has been such a blessing. I have gotten to know the children so much better and also been able to develop the relationships that I formed last summer. The kids at La Casa are always such a joy to be around, and I cannot express what a big place they have in my heart. Their never-ending smiles and hugs are a great encouragement to all of us.
Being here in El Salvador reminds me of the verse Jeremiah 29:11: “For I know the plans I have for you says the Lord. Plans to prosper you and not to harm you, plans to give you hope and a future.” I have been thinking about the possibility of spending a more extended time here in El Salvador in the future, as I have felt a calling in the past months to a ministry very much like La Casa. I am not sure what God has in store for me in the future, but I know that being here at La Casa sparks a passion that I can’t explain. I have thought about possibly moving here for college because I will be double majoring in Nursing and Spanish, but I know that it would be hard to leave behind all that I have in America to come and live here.
God has worked in huge ways while our team from Chestnut Mountain Presbyterian Church in Georgia has been here. I can truly say that every person on our team has endured “heart surgery.” El Salvador has shown us so many examples of how it doesn’t matter what someone looks like or acts like to be God’s child. Seeing all people as God’s children is so important to our team instead of focusing on their appearances. Also, while here, we have been able to see that there are so many different types of ministries in which you can serve. Even though this was my second trip to El Salvador, he has opened my eyes to new ways that I can serve him; and not only here, but also at home. Personally, God has broken me in multiple ways. Our team has seen so many heartbreaking sights here, but God has used these emotional experiences to help us grow as a team and as God’s people.
We have also learned the power of prayer. Prayer has helped our team in many ways while being here in El Salvador. We have learned to trust God with all of our needs and know that he WILL provide. Pray with us for La Casa and the ministry that they are doing here. Also, pray that the people on our team will forever remember the valuable lessons that they have learned here, including that we are all God’s children. Thanks for all your prayers for La Casa and their ministry.
Dios está haciendo la Cirugía del Corazón
Por Alexandra Smith, del equipo misionero de la Iglesia Presbiteriana Chestnut Mountain que nos visito recientemente.
Estar en La Casa por el segundo año consecutivo ha sido una gran bendición. He llegado a conocer a los niños aun más y también he podido desarrollar las relaciones que comence el año pasado. Siempre me da tanto gozo estar con los niños de La Casa, y no puedo explicar cuán grande es el lugar que ellos tienen en mi corazón. Sus sonrisas sin fin y sus abrazos son un gran ánimo para todos nosotros.
Estar aquí en El Salvador me recuerda del versículo en Jeremías 29:11: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” He estado pensando en la posibilidad de pasar un tiempo más extendido aquí en El Salvador en el futuro, ya que en los meses anteriores he sentido un llamado a un ministerio como La Casa. No estoy segura de lo que Dios tenga para mí en el futuro, pero sé que estar aquí en La Casa enciende una pasión en mí que no puedo explicar. Quiero estudiar Enfermería y aprender Español, por lo que he considerado moverme a El Salvador para hacerlo, pero sé que sería difícil dejar atrás todo lo que tengo en los Estados Unidos para venir a vivir aquí.
Dios se ha manifestado en formas increíbles mientras que nuestro equipo de la Iglesia Presbiteriana de Chestnut Mountain ha estado aquí. Verdaderamente puedo decir que cada persona del equipo ha pasado por una “la cirugía de corazón.” El Salvador nos ha demostrado tantos ejemplos de cuanto no importa como alguien se vea o como se comporte para ser un hijo de Dios. Para nuestro equipo es más importante ver a todas las personas como hijos de Dios que enfocarse en su apariencia. Otra cosa que hemos notado mientras hemos estado aquí, es que hay muchas formas diferentes de servir. Aunque este fue mi segundo viaje a El Salvador, Dios ha abierto mis ojos a nuevas maneras para servirle; no sólo aquí, sino también en mi casa en los Estados Unidos. Personalmente, Dios me ha quebrantado de muchos modos. Nuestro equipo ha visto cosas desgarradoras aquí, pero Dios ha usado estas experiencias emocionales para ayudarnos a crecer como equipo y como personas.
También hemos aprendido sobre el poder de la oración. Hemos aprendido a confiar en Dios con todas nuestras necesidades y saber que Él va a proveernos. Oren con nosotros por La Casa y el ministerio que ellos hacen aquí. También oren para que todos en nuestro equipo siempre recordemos las valiosas lecciones que hemos aprendido aquí, incluyendo que todos nosotros somos hijos de Dios.
¡Gracias por tus oraciones por La Casa y su ministerio!