¿Qué hacemos en la vida cuando nos lanzan múltiples golpes? A veces queremos agacharnos, correr y escondernos hasta que todo desaparezca. A veces queremos gritar: “No puedo aguantar más”. Cualquiera que sea nuestro modo de operar, normalmente aparece cuando tenemos que enfrentar más de lo que podemos manejar por nosotros mismos.
En El Salvador y en todo el mundo, el coronavirus nos ha lanzado a todos a un caos. Nos han impuesto restricciones, el miedo que prevalece en los medios, y el deseo de que todo termine. Somos una cultura de evaluación instantánea de todas las respuestas.
El domingo pasado, El Salvador despertó a la devastación. Lo que se predijo que serían sólo tres días de lluvia, se convirtió en una depresión tropical sobre el país con deslizamientos de lodo, inundaciones, árboles y líneas eléctricas caídas, pérdida de energía, pérdida de casas y lo más sorprendente, pérdida de vidas, esta vez no debido al coronavirus.
En La Finca, hemos tenido árboles caídos, pérdida de un transformador y de electricidad a un lado de La Finca, tuberías rotas, deslizamientos de lodo y parte del área de Equinoterapia arrastrada. El camino de entrada esta bloqueado y cubierto de deslizamientos de lodo en algunos lugares, arrastrado en otros, el acceso solo es posible con vehículos 4×4.
¿Pero qué vemos? Vemos al pueblo salvadoreño levantarse. Vemos resistencia. Vemos a los vecinos limpiando la carretera, reparando las partes que han sido arrastradas. Vemos a nuestros trabajadores de La Finca trabajando duro para limpiar los árboles, cubrir las áreas que se están erosionando con láminas de plástico y limpiar los deslizamientos de tierra. Todos y cada uno pusieron sus esfuerzos en la limpieza, incluso cuando las lluvias continúan. Vemos nuestras casas cocinando el almuerzo para los trabajadores que están limpiando alrededor de La Finca.
¿Podemos aprender una lección? Oh sí, podemos. Este pequeño país ha sido paralizado por el bloqueo de la ley marcial en un intento de frenar la propagación del coronavirus. Muchos han estado sin trabajo durante meses. Muchos están hambrientos. Muchos están sufriendo económica y emocionalmente. Y luego, un desastre natural. Pero este desastre natural puso a la gente de pie, luchando. Luchando para preservar, luchando para sobrevivir. Y luchando juntos. Son fuertes; no se están rindiendo.
Por favor, únanse a nosotros en la oración por el pueblo de El Salvador y por las formas en que todos podemos ser las manos y los pies de Dios en este mundo.