Ya ha pasado más de un mes después del inicio de clases. Hemos regresado a la rutina normal, los chicos ya dejaron de pelear por ver quién se baña primero o por los asientos del microbús. Nuevamente nuestros tíos y tías disfrutan un poco de tiempo libre durante las mañanas. ¿Todo parece más fácil verdad?
¿Pero qué haremos con los chicos que no pudieron asistir al colegio? Requiere de mucho esfuerzo buscar la mejor opción para ellos, ya que cuando vienen a formar parte de nuestra familia, algunos de ellos tienen grandes dificultades académicas. Por ejemplo una de nuestras niñas, de quince años de edad necesita avanzar mucho para poder nivelarse y cursar el octavo grado. Y otro de nuestros chicos de diecisiete años perdió otro año de estudios debido a un problema que tuvo que enfrentar el año pasado.
Para atender este tipo de necesidades, el año pasado contratamos a una maestra certificada, ella comenzó a trabajar con los chicos de forma individual en una de las oficinas de nuestro staff administrativo. Como pueden imaginar no era el mejor ambiente ya que habían muchas interrupciones, pero era con lo único que contábamos. Este año pudimos utilizar una parte de la casa de varones para poder hacer un pequeño salón y ahora ambos jóvenes reciben sus clases en este espacio mientras avanzan grados con mucho esfuerzo. El joven asiste a una escuela los días sábados y durante la semana en el horario de la mañanas recibe sus clases con Noemy. Por las tardes va a un taller como aprendiz de mecánica automotriz, muy emocionado por la oportunidad nos comparte: “Me encanta estar ocupado, pongo en práctica lo que aprendo en clases, me estoy dando cuenta lo importante que es el estudio. Por ejemplo con la Ley de los Signos, cuando cambio las baterias de los carros, el cable negativo va en el positivo y el positivo va en el negativo. Siempre recuerdo las palabras de Gerardo, cuando me dijo que Dios todavía no había terminado de hacer realidad sus propósitos en mi vida. Tengo muchos planes, quiero estar en El Puente (casa para jóvenes mayores de edad), pero no quiero quedarme de brazos cruzados, voy a buscar la forma de trabajar y luego sueño con regresar a mi comunidad y apoyar muchas personas que viven en pobreza, quiero ser una luz para ellos”.
Con respecto a la chica de quince años, ella tuvó la oportunidad de tomar un examén al final del año para avanzar un grado. Actualmente Noemy está asistiendo a un entrenamiento especial que le permitirá ayudar a está jovencita a completar dos grados en un año, este programa es supervisado por el Ministerio de Educación. Ella nos comparte: “Antes de llegar a La Casa, para mi estudiar no era importante, ahora pienso diferente, quiero terminar el bachillerato y luego estudiar una licenciatura. Estoy muy agradecida con Dios por darme
esta oportunidad que no todos tienen”.
Hace unas semanas atrás las cosas parecían inciertas, no sabíamos qué pasaría con el futuro de estos jóvenes. Pero Dios abrió las puertas para que ambos pudieran seguir adelante en sus estudios, ellos están muy emocionados, tienen mucha fe y están agradecidos con todos nuestros donantes que nos apoyan y cubren en oración.
“Pero Dios cumple sus propios planes, y realiza sus propósitos”. Salmos 33:11