Breaking Chains

Eunice Salvador, Counselor of La Casa de mi Padre

When I was 15 years old, my mother invited me to work in the Sunday School ministry at our church.  She has always been a teacher, and I love working with children too. That experience led me to studying psychology.  I originally thought about working in the field of education with my degree, but God had other plans.  When I began working at La Casa de mi Padre, I knew in my heart that working in a Christian Ministry was what I wanted to do. This work is not superficial, but involves daily walking alongside the children and helping to break the chains that bind them.  That is when I get to be used by God.

Through this work, I have come to realize that one child can have more difficult experiences than ever imaginable.  I often wonder why God allows these things to happen. When faced with these situations as an adult, I have no answer, but God says: “For my thoughts are not your thoughts, neither are your ways my ways.” Isaiah 55:8 (KJV)

Therapy Session

I have come to realize that psychology is a tool given to me by the Lord. Given the children’s pasts, I cannot rely on what I have learned in books alone, but I have to seek after what the Bible says.  It is then that I can be an instrument of God. I must constantly seek His wisdom and guidance because with my human understanding, I can be wrong, but God knows and sees all and always has the best answer.

Families often carry generational patterns that aren’t easily broken. These patterns can be seen in the way the children behave, react, express themselves, and in their attitudes. The healing of a child is a process.  One cannot say that a child can receive a certain amount of therapy and everything will be fine.  Even gaining the child’s and family’s trust takes time in itself. Their trust in others has been broken in the past, and it is not easy to gain. I have learned that I cannot expect results so quickly. Those results are in God’s timing, not mine.

Eunice playing with the girls

A relationship with God is what brings about real change. For example, the young adults have matured incredibly so and are learning to make good decisions in life.  When talking to them, you can tell that they are studying and learning to apply the Bible in their life.  The little ones pray with great fervor for their families.  Each demonstrates change in their lives because of knowing our Lord.

Children in La Casa de mi Padre are breaking free from what generations past have held them to.  As can be seen in the recent graduates, they have vision and are going on to further their education.  They have goals and dreams and want to make a different future for themselves and their families.  They are breaking free.

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Rompiendo cadenas

Eunice Salvador, Psicóloga de La Casa de mi Padre

Cuando tenía 15 años de edad, mi mamá me invitó a trabajar en el ministerio de Escuela Dominical en nuestra Iglesia, ella siempre ha sido maestra y a mi me encanta trabajar con niños, esta experiencia me llevó a estudiar psicología, aunque en un principio tenía la idea de trabajar en el área de educación pero Dios tenía otros planes. Cuando comencé a trabajar para La Casa de mi Padre, sabía en mi corazón que trabajar en un ministerio cristiano era lo que yo quería hacer. Mi trabajo no es superficial, me permite involucrarme cada día en la vida de los niños y el Señor me usa para ayudarles a romper las cadenas que los atan.

A través de mi trabajo, me he dado cuenta que a un solo niño pueden pasarle tantas cosas difíciles que me cuesta creerlo, muchas veces me he preguntado por qué Dios permite que estas cosas pasen, ante estas situaciones uno como adulto se queda sin respuesta, pero es cuando Dios me dice  “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.” Isaías 55:8 (RVR 1960)

Eunice durante una visita familiar

Me he dado cuenta que la Psicología es una herramienta que el Señor utiliza, pero con la historia de nuestros niños no me puedo aferrar solo a lo que dicen los libros, sino que también debo buscar la luz de la Palabra, es entonces donde puedo ser un instrumento de Dios para hacer su obra y pedir constante sabiduría y guianza, porque como ser humano puedo equivocarme, pero Dios que ve todo y sabe todo es quien tiene la mejor respuesta.

Las familias muchas veces cargan con patrones generacionales que no son fáciles de romper, estos patrones se pueden ver en el comportamiento de los niños, reacciones, gestos y actitudes. La sanidad del niño es un proceso, uno no puede decir que el niño estará en terapia por cierto tiempo y entonces estará todo bien. Ganarse la confianza del niño y de su familia toma tiempo. La confianza de nuestros niños fue rota en el pasado y no es fácil ganársela, no puedo esperar resultados tan rápidos, sino que debo esperar en el tiempo de Dios y no en el mío.

Eunice en la casa de las niñas

Una relación con Dios trae un cambio real. Por ejemplo, nuestros jóvenes adultos han madurado increíblemente y están aprendiendo a tomar buenas decisiones para su vida. Cuando hablas con ellos, se nota que están estudiando y aprendiendo como aplicar la Palabra en sus vidas. Los más pequeños oran con gran fervor por sus familias y esto me demuestra que hay un cambio en sus vidas a través del conocimiento del Señor.

En La Casa de mi Padre, ya se están rompiendo cadenas generacionales, esto se refleja en los jóvenes que acaban de graduarse de bachilleres y que van a continuar estudiando. Estos chicos ya tienen metas y sueños,  han trazado un futuro diferente  de libertad para ellos y sus familias.