We are one year older! This past Friday, May 18, La Casa celebrated 16 years in ministry. And we don’t ever take one day for granted. God birthed this ministry and sustains it. And He uses so many people to partner together to serve children and families in El Salvador who, just like each of us, need someone to come alongside and work to bring about restoration and reunification in precious relationships torn by experiences and decisions that end in trauma.

Recently, while having a conversation about life, I was reminded about the miracle where Jesus fed over 5,000 with just five loaves of bread and a few fish. This story teaches us so much about the way God works. A young boy offers his lunch. (I wonder if there were adults around him saying, “Sweetie, that is your lunch. Eat it. You’ll be hungry.”) But he offered up what he had…. some fish and a few baguettes. He was left with nothing…empty handed. And yet, Jesus took his lunch, broke it and when it was distributed to the large crowd of over 5000 (20,000 + with women and children) it was enough…. more than enough. Not just for the little boy, but for the whole crowd. And basketfuls of food was collected after everyone was full. I am sure God could have fed that crowd with nothing being offered up, but isn’t it wonderful how He allows us to participate in the process?

Isn’t that the way Jesus works? When we offer up what we have…often never enough for what we need or are experiencing or are trying to fix…allow Him to take it while leaving us empty handed, allowing him to break it in whatever way He chooses and knows is best, and we are given enough…. more than enough for whatever we have offered up to Him. Oh, but the time we wait…empty handed. Our flesh wants to take it back and do something, or give God a to-do list and tell Him exactly how to do it. Oh, Lord, help our unbelief.

We have witnessed the hand of God in La Casa…over and over. And yet we often struggle to let go, to really let Him have each child, each family, our own lives…to wave the white flag of surrender. To allow Him to work in each of our lives…in His perfect way and time…to bring about healing and restoration in lives. And at times, to remain waiting in faith that His plan and work is not over, even when we cannot see His hand at work and when silence is what we experience.

So, today, we want to once again lift up what is broken, our own attempts at fixing to Him, in faith and trust that He will take what we lift up and break it to be more than enough…for each of us.

We are thankful for each person who has been and who still is and will be a part of lifting La Casa de mi Padre to our Heavenly Father. Lives are being changed…. by Him!

Somos un año mayores! El pasado viernes, 18 de mayo La Casa celebró 16 años en el ministerio. Y nunca damos un día por sentado. Dios creó este ministerio y lo sostiene. Y utiliza a tanta gente para asociarse y servir a los niños y familias de El Salvador que, como cada uno de nosotros, necesitan a alguien que se acerque y trabaje para lograr la restauración y reunificación en relaciones preciosas desgarradas por experiencias y decisiones que terminan en trauma.

Recientemente, mientras conversaba sobre la vida, recordé el milagro en el que Jesús alimentó a más de 5.000 con sólo cinco panes y unos pocos peces. Esta historia nos enseña mucho acerca de la manera en que Dios trabaja. Un joven ofrece su almuerzo. (Me pregunto si había adultos a su alrededor diciendo: “Cariño, ese es tu almuerzo. Cómetelo. Tendrás hambre.” Me imagino que eso es lo que un adulto podría decirle al niño.) Pero ofreció lo que tenía…. pescado y un par de baguettes. Se quedó sin nada… con las manos vacías. Y sin embargo, Jesús tomó su almuerzo, lo repartió y cuando fue distribuido a la gran multitud de más de 5000 personas (más de 20,000 con mujeres y niños) fue suficiente…. más que suficiente. No sólo para el niño, sino para toda la multitud. Y se recogieron cestas llenas de comida después de que todos se saciaron. Estoy seguro de que Dios podría haber alimentado a esa multitud sin que nada se ofreciera, pero ¿no es maravilloso cómo nos permite participar en el proceso?

¿No es así como Jesús trabaja? Cuando ofrecemos lo que tenemos…. a menudo nunca es suficiente para lo que necesitamos o estamos experimentando o estamos tratando de arreglar… permítale que lo tome mientras nos deja con las manos vacías, permitiéndole que lo reparta de la manera que Él quiera y sepa qué es mejor y nos dé lo suficiente…. más que suficiente para lo que hemos ofrecido a Él. Oh, pero el tiempo que esperamos… con las manos vacías. Nuestra carne quiere retractarse y hacer algo, o darle a Dios una lista de cosas que hacer y decirle exactamente cómo hacerlo. Oh, Señor, ayuda a nuestra incredulidad.

Hemos sido testigos de la mano de Dios en La Casa… una y otra vez. Y sin embargo, a menudo luchamos por dejarle obrar, por dejarle realmente tener a cada niño, cada familia, nuestras propias vidas… para ondear la bandera blanca de la rendición. Para permitirle trabajar en cada una de nuestras vidas… en Su manera y tiempo perfectos… para traer sanidad y restauración a nuestras vidas. Y a veces, permanecer esperando en la fe que Su plan y Su obra no han terminado, aun cuando no podamos ver Su mano trabajando, aun cuando lo que experimentamos es el silencio.

Así que, hoy, queremos levantar una vez más lo que tenemos, nuestros propios intentos de fijarnos en Él, con fe y confianza en que Él tomará lo que levantamos y lo repartirá para ser más que suficiente… para cada uno de nosotros.

Estamos agradecidos por cada persona que ha sido y que todavía es y será parte de elevar La Casa de mi Padre a nuestro Padre Celestial. Vidas están siendo cambiadas….por Él!