By Sarai Cotto, Administrative Assistant
When I was about to graduate from high school, I had some health problems that made me depressed for several months. At this time, my mother’s best friend gave a very special gift to my family: she gave us a beautiful white puppy that we named Fluffy. This puppy was a great blessing, and the happiness he brought me helped me get over my depression and experience new adventures. After awhile, Fluffy became pregnant and had seven puppies; we kept one and named her Toffee. These two pets (who are now of adult age) are the “fun” in my house since my younger siblings are already grown, and it is they who bring joy to the house while we are going about our daily work.
At La Casa we also have the great blessing of having a pet that brings us joy every day. His name is Tequi, and he is seven years old. Tequi is one of the most faithful dogs that I have ever met. He is very peaceful (although sometimes pretty restless)! When I come to the office every morning, Tequi goes out to meet me, wagging his tail back and forth. Sometimes, I can’t find him because when the children leave for their respective schools, he escapes (he likes very much to go for walks), but upon returning he knows that he will certainly be scolded on behalf of the staff at La Casa.
I very much enjoy seeing him asleep at the entrance to my office, resting while the birds steal his food (and of course he doesn’t do anything to scare them away). Other times, I enjoy how he comes to my office because I am eating something that he likes and wants me to share with him. He also likes to show up in the middle of our weekly devotional time just to be with all the staff. What made me fall in love with our dear pet, however, is seeing the love and care that he has for all the children. I can always see him on the playground in the afternoon playing with the kids. He is often a gentleman for some and a lion for others; but the most important is that I can see how the children enjoy his company and how all of them can play with him. I have no doubt that Tequi is a wonderful friend for the children as my pets were for me when I needed it. I pray that our dog could be a great help to each of the children in his or her process of restoration.
I believe that the children are very blessed to be in a home where they are brought love, care, and are given the opportunity to have a “normal life” and enjoy the company of such a great pet: an unconditional friend.
Un amigo incondicional
Por Sarai Cotto, Asistente Administrativa
Cuando estaba a punto de graduarme de bachillerato, tuve algunos problemas de salud que me hicieron deprimirme por un par de meses. Justo en estos meses, la mejor amiga de mi mama le hizo un regalo muy especial a toda mi familia: ella nos regalo una hermosa perrita blanca a la cual llamamos Fluffy. Esta perrita fue una gran bendición, y con sus alegrías me ayudó mucho a salir de mi depresión y a experimentar nuevas aventuras. Con el tiempo, esta perrita quedó embarazada y tuvo siete cachorros, de los cuales conservamos una a la cual llamamos Toffee. Estas dos cachorras (que ahora se encuentran en edad adulta) son la diversión de mi casa puesto que mis hermanos menores ya están grandes, y son ellas quienes alegran nuestro hogar mientras nos encontramos en nuestras labores cotidianas.
En la Fundación también tenemos la gran bendición de tener una mascota que alegra nuestros dias. Su nombre es Tequi y tiene aproximadamente 7 años. Tequi es uno de los perros más fieles que he podido conocer. Es un perro muy pacífico (aunque algunas veces es muy inquieto). Cuando vengo todas las mañanas a la oficina, Tequi sale a encontrarme, moviendo su cola de un lado hacia otro. Algunas veces no lo he encontrado porque cuando los chicos salen en los carros para sus respectivos colegios, se nos ha escapado (a él le gusta mucho salir a pasear), pero al regresar sabe que en la Fundación recibirá un seguro regaño por parte de las personas del staff.
Disfruto mucho verle acostado en la entrada de mi oficina, descansando mientras algunas aves se roban su comida (y por supuesto el no hace nada para espantarlas). Otras veces, disfruto que llegue a mi oficina porque quiere que lo acaricie o simplemente porque estoy comiendo algo que a el también le gusta y quiere que le comparta. Me gusta verle cuando estamos en nuestros devocionales semanales cuando llega a media reunión para estar con todo el personal, pero lo que me encanta de nuestra mascota es ver el amor y cariño que tiene para con todos los niños. Siempre puedo verle en el patio por las tardes jugando con algunos de los chicos. Suele ser el caballo de algunos, el león de otros; pero lo mas importante es que puedo ver como los niños disfrutan de su compañía y de todo lo que pueden jugar con el. No tengo duda que Tequi un gran amigo para los niños como mis mascotas fueron para mi cuando lo necesitaba. Oro para que nuestro perro pueda ser de gran ayuda para cada uno de los chicos en su proceso de restauración.
Creo que los niños tienen la gran bendición de estar en una casa donde se les brinda amor, cuidados y además se les da la oportunidad de tener una “vida normal” y disfrutar de la compañía de una gran mascota: un amigo incondicional.