Most of us celebrated a very special day this past weekend, Mother’s Day. We did our best to contact our moms, perhaps even give or send a gift. If our moms have already passed away, we thought about the influence our mom had on our life. Encouraging our moms and recognizing their importance and positive influence is something we should do. We often race through life without encouraging those lives that pour so unselfishly into ours.
At La Casa, we too celebrated the lives of the moms on staff. Our homes celebrated the lives of our house moms who are not only CEO of their own family but have also opened their arms to embrace a group of boys or girls who have been removed from their homes. They unselfishly give everyday. It isn’t easy walking alongside the many teenagers in our homes, teenagers who have a past often too horrific to even process at times. It isn’t easy to give all you can and come up short, to sometimes see the generational cycles we seek to break be repeated. It isn’t easy to admit that you don’t have all of the answers. However, when there is a breakthrough, there is rejoicing; there is a sense of purpose that you can touch and hold on to tightly while the waiting for more hope to bloom.
In this journey, there is a part that has been even harder. It is tough to look past the brokenness, the hurt, and the pain that the children we serve have suffered as a result of their own family dynamics. It’s way too easy to judge and cast an opinion about their lifestyle, their way of surviving or even copying what was dealt upon their own life. It is too easy to think that the opportunities, the teachings, the models we have had is the norm. In recognition of this and trying to walk with our families in a way that genuinely shows love, we celebrated the biological moms, aunts and grandmothers that have connections with the children we serve. We tried to say that you are special. We hold on to the hope that by showing a little love, a little mercy, and walking together towards forgiveness and a new way of relating, there may be change for generations to come.
Would you join in prayer for our house moms and all of the women who have been placed on each child’s life? May we find strength and wisdom to walk the hard road towards restoration.
La mayoría de nosotros celebramos un día especial el fin de semana. El Día de la Madre. Seguro hicimos lo posible por verla, entregarle un detalle o hacérselo llegar. Si nuestra madre falleció fue un día para pensar en la influencia que ha tenido en nuestras vidas. Nuestras vidas están tan agitadas que no nos tomamos el tiempo de animar a aquellas vidas que se han entregado incondicionalmente.
En La Casa, nos tomamos el tiempo para celebrar a aquellas madres que forman parte de nuestro personal. Cada casa celebró la vida de nuestras madres que no son solamente las madres de su propia familia, sino también han abierto sus brazos para abrazar a un grupo de niños o niñas que han sido retirados de sus hogares. Ellas se entregan desinteresadamente todos los días. No es fácil caminar al lado de los muchos adolescentes en nuestros hogares, adolescentes que tienen un pasado a menudo demasiado horrible incluso aun en proceso. No es fácil dar todo y aún así quedarse corto, para ver que a veces los ciclos generacionales que buscamos romper, se repiten. No es fácil admitir que no tienes todas las respuestas. Sin embargo, cuando hay un gran avance, hay regocijo; hay un propósito palpable y nos aferramos con fuerza mientras esperamos tener más fuerzas para continuar.
En este viaje, hay algo que es aún más duro. Es difícil mirar al pasado lleno de rupturas, de dolor, y la pena que los niños que servimos, han sufrido como resultado de sus costumbres familiares. Es fácil juzgar y emitir una opinión acerca de sus estilos de vida, la manera que han buscado para sobrevivir o como han repetido lo que ha sido un tema en sus vidas. Es fácil pensar que las oportunidades, lo aprendido, los modelos que hemos tenido, son las normas. Reconociendo esto y, tratando de caminar el camino con nuestras familias de una manera que muestre un amor genuino, celebramos a las madres biológicas de los niños, y no solo madres, tías, abuelas que han estado en comunicación con los niños que servimos. Intentamos decirles lo especiales que son. Nos aferramos a la esperanza de que mostrando un poco de amor, de misericordia, y caminando juntos en el camino del perdón puede haber cambio en las generaciones futuras.
¿Quisieras unirte en oración por nuestras madres de casa y todas las mujeres que han sido colocadas en la vida de cada niño? Para que podamos encontrar fuerza y sabiduría en el duro camino de la restauración.
